miércoles, 24 de julio de 2013

Wolverine: Inmortal (The Wolverine)

Año: 2013.
Género: Acción/Aventura/Fantasía.
País: Australia - Estados Unidos.
Duración: 126 minutos.
Dirección: James Mangold.
Intérpretes: Hugh Jackman, Rila Fukushima, Hiroyuki Sanada, Will Yun Lee, Svetlana Khodchenkova, Tao Okamoto, Hal Yamanouchi, Famke Janssen.


" Convocado a Japón por un viejo conocido, Wolverine se ve involucrado en un conflicto que lo fuerza a confrontar a sus propios demonios personales."

Dentro del batallón de personajes que nos ofreció el mundo de los X-Men, sin dudas el favorito del pueblo por una gran diferencia tiene que ser Wolverine, el inmortal mutante que posee dotes genéticos envidiables y un esqueleto interno indestructible.

 El primer intento de acercarse a la historia personal a Logan fue la infructuosa X-Men Origins: Wolverine, y una de las principales causas de su caída fue algo que, personalmente, me afecta bastante a la hora de ver algo basado en cómics. El dilema del retcon, esto es, la alteración de detalles importantes en una línea temporal en favor de formar una línea paralela, no es para todos. Hay que estar dispuesto a que cambien relaciones que uno ya tiene entendidas desde hace tiempo, y que Guepardo y Dientes de Sable, antes desconocidos, sean mediohermanos, genera un escozor extraño. Ese fue uno de los principales problemas de Origins, no fue el único. The Wolverine representa un salto hacia adelante en todo sentido, se aleja a pasos grandes - que no agigantados - de su predecesora y denota buenos augurios dentro de la sala de cine.

The Wolverine no es ese proyecto sangriento y oscuro que prometió ser alguna vez, con Darren Aronofsky al mando. Si bien está basado en la más que estimada versión del cómic de Frank Miller, creador de Sin City - y gran favorita de Hugh Jackman por cierto -, al viaje interior y exterior en el que Wolverine se ve inmerso le faltan varias pinceladas de carácter y sentimiento, pero tiene lo suficiente de ambos como para subsanar el craso error que tuvo Origins. El director James Mangold, junto a Soderbergh uno de las caras más polifacéticas del cine Hollywoodense, se carga el peso de sobrellevar un film de acción y exploración sentimental, donde los detalles están bien aderezados. Aunque se sienta la falta de más adrenalina, más combates, los escenarios principales de lucha son suficientemente extravagantes y llamativos, vistosos, con ese toque asiático que debe predominar dentro del marco narrativo elegido.

Dentro de las costumbres japonesas, el combate es todo un arte, y las coreografías están muy bien diseñadas y conducidas por un elenco mayoritariamente autóctono. ¿Su función? Hacer descollar y sobresalir a un enorme - literal - Jackman, poseedor de un cuerpo hercúleo que nunca se le percibió en anteriores entregas mutantes, y que genera un sentimiento hormonal violento y feroz. Éste es el verdadero Wolverine en carne y hueso. Otro punto a favor es que no hay una cantidad ingente de mutantes en pantalla, a excepción de una misteriosa joven que puede preveer la muerte, y Viper, una letal doctora con una siniestra agenda personal. La reducción de personajes con habilidades peculiares hace foco en el desarollo de los mismos, y no se convierte en una maratón con tal de llenar la pantalla de efectos vistosos. ¿Y el 3D? Se une a la lista de aditivos innecesarios, ya que no suma ni resta a la calidad de la película.

Quizás no se sienta más que un escalón previo al festival mutante que promete X-Men: Days of Future Past - que se presenta en una rabiosamente efectiva escena postcréditos - pero The Wolverine es una amable nueva entrada en la querida saga de Marvel. Interesante, llevada con buen gusto por un portentoso que nació para este papel, no decepciona y arregla varios desbarajustes creados por la inexperiencia anterior.

Calificación: B

miércoles, 10 de julio de 2013

Titanes del Pacífico (Pacific Rim)

Año: 2013.
Género: Acción/Aventura/Ciencia Ficción.
País: Estados Unidos.
Duración: 131 minutos.
Dirección: Guillermo del Toro.
Intérpretes: Charlie Hunnam, Idris Elba, Rinko Kikuchi, Charlie Day, Ron Pearlman, Robert Kazinsky, Max Martini, Diego Klattenhoff, Burt Gorman.


"Cuando legiones de criaturas monstruosas, conocidas como Kaiju, comenzaron a elevarse desde el océano, se inició una guerra que se cobraría millones de vidas y que consumiría los recursos de la humanidad durante años. Para combatir al Kaiju gigante, se crea un arma especial: robots enormes, llamados Jaegers, que son controlados simultáneamente por dos pilotos cuyas mentes se encuentran encerradas en un puente neural. Pero frente al implacable Kaiju, incluso los Jaegers parecen casi indefensos."

Viendo Pacific Rim uno puedo ver la infancia de Guillermo del Toro a través de la pantalla. A lo largo de sus dos horas se puede ir identificando las diferentes fuentes en las que se basó el artista mexicano para crear su sentido homenaje hacia las películas de monstruos que empiezan y terminan con Godzilla, hacia los robots gigantes y, en definitiva, a ese cine de aventuras donde la espectacularidad es lo que vale.

Para sacar de dudas a muchos desde el principio, Pacific Rim no es Transformers ni tampoco quiere serlo, pero por momentos cae en las mismas falencias que aquella. Del Toro lo anunció él mismo, quería crear un film ligero y fácil de ver en constraste a una historia de orígenes oscura y pesimista, pero esa misma máxima se rompe cuando la trama y el guión se desconectan y hacen aguas (sic). Al querer hacer una película de rápido consumo, el peso dramático de la historia se pierde en actuaciones que no llegan a convencer, cuyo registro se basa en caer en los tópicos más convencionales. Así, la nominada al Oscar Rinko Kikuchi, una excelente actriz, queda relegada a ser la chica japonesa vergonzosa, cuyos esfuerzos personales apenas si importan dentro del marco del film, o el héroe americano de Charlie Hunnam, cuya pérdida familiar apenas si se siente. La figura de las fuerzas armadas de Idris Elba, un loable actor que siempre destaca como secundario en producciones como la última Prometheus lleva su talante militar hasta el límite de lo caricaturesco, se lo nota forzado, pero es parte de la liviandad que Del Toro quiso imponerle a su proyecto. Y ni hablar del pesado alivio cómico que supone el dúo de científico de Charlie Day y Burn Gorman, exagerados hasta el punto del no va más.

Con este largo párrafo denotando el costado feo de Pacific Rim me saco el peso de encima de las odiosas comparaciones entre el producto presente y la saga metálica de Michael Bay. Allá donde los Autobots y Decepticones perdían fuelle - en su historia, en su guión, más no en la acción -, los Jaegers y los kaijus lo ganan en cohesión. Nadie asiste a un despliegue técnico para ver un drama con robots, Del Toro sabe eso, y destaca en su dirección adrenalínica y llena de efectos computarizados. El sentimiento de volver a la niñez, a mirar esos dibujos japoneses está desde que comienza hasta que termina el metraje, y al finalizar uno quiere tener una colección completa de juguetes inspirados en la batalla del Pacífico.
Un aspecto que rescato de entre tanta chatarra y desperdicio tóxico alienígena, es que las colosales peleas no abruman, sino que están bien dosificadas a lo largo de la trama, cada una con su respectiva importancia a lo que está sucediendo en pantalla. Guillermo supo aprovechar cada dólar, incluso la aplaudible postconversión al 3D, y hasta la escena final, donde predomina la escasez del CGI, es que uno se puede alejar de tanto efecto digital y apreciar la inmersión la mundo postapocalíptico creado.

 En definitiva, Pacific Rim es una nueva e inmensa adición a la cuantiosa filmografía de un director con una mente por demás prolífica. La decepción se la llevarán muchos cuando noten que no tiene la profundidad de la adorada El Laberinto del Fauno, pero por no ser una secuela, precuela, reimaginación o basada en un libroó cómic, se lleva una estrellita dorada más a la eficacia. De visión imperiosa en una sala de cine con buen sonido y mejor calidad de imagen.

Calificación: B+

miércoles, 3 de julio de 2013

El llanero solitario (The Lone Ranger)

Año: 2013.
Género: Acción/Aventuras/Western.
País: Estados Unidos.
Duración: 149 minutos.
Dirección: Gore Verbinski.
Intérpretes: Armie Hammer, Johnny Depp, William Fichtner, Tom Wilkinson, Ruth Wilson, Helena Bonham Carter, James Badge Dale, Bryant Prince, Barry Pepper, Mason Elston Cook, Harry Treadaway.


"El nativo americano y guerrero espiritual Toro narra las historias que transformaron a John Reid, un hombre de ley, en toda una leyenda de la justicia."

 ¿Tan difícil es para Jerry Bruckheimer y compañía intentar crear una nueva saga sin contar con el ahora dudoso talento de Johnny Depp? La respuesta parecería ser un rotundo NO, una negativa que puede resultar extraña. Claro, Pirates of the Caribbean supo ganarse a la platea a base del desopilante Jack Sparrow - hubo incluso una nominación al Oscar de por medio - pero a la legua se nota que, en esta ocasión, no es suficiente un personaje secundario para sobrellevar la historia de una figura mítica a la pantalla grande e intentar sobrevivir en base a eso.

 No es un western común, pero tampoco es algo que resalte por su extrañeza. Detalles raros como los conejos caníbales, el caballo espiritual que aparece donde quiere y cuando quiere, no encajan con la seriedad de la que se jacta la historia. La mezcla de géneros se pierde en el registro de cada uno: la comedia es bien básica, con cierto tono de slapstick, pero después cierto secundario se despacha con un chiste que raya el tema de la violación, y así sucesivamente. Por otro lado, la violencia está bien medida para una película Disney, pero como se le explica a un niño, ese mismo que vio la saga de piratas, la demsmesurada escena en la cual el villano le arranca el corazón a alguien y se lo come? Esa dicotomía entre querer y no poder se explica con un comentario de un colega, que ni bien termina la función se levanta y pregunta: ¿Es The Lone Ranger una película para un chico de diez años?

 La pérdida no es irreparable. Con una devastadora duración de dos horas y media, marca registrada del director, The Lone Ranger es divertida, y no pesa tanto en una sala de cine como uno podría esperar. A muchos no les importará que Depp se saque las trenzas de pirata y se pinte la cara, pero hay que acabar de una vez con su mentira y exigirle que aporte sus buenas artes en papeles más jugados y diferentes, que no se acabe su carrera en un personaje que ya se vio hasta el hartazgo, que no suma sino que ahora va cuesta abajo y resta. Armie Hammer, el protagonista homónimo, se ve eclipsado durante gran parte del metraje por el indio Toro, pero su John Reid tiene mérito propio, aunque la química entre ambos nunca llegue a un punto álgido y la trama sólo se encargue de juntarlos a la fuerza para explicar detalles pertinentes.

 ¿Podemos terminar también con la dupla Depp-Helena Bonham Carter? Son buenos en lo suyo, pero es hora de verlos separados, incluso cuando Helena, acostumbrada a féminas extrañas, es apenas un cameo en la trama y no tiene mucho peso que digamos. El aplauso se lo lleva William Fichtner con su depravado fugitivo caníbal Butch Cavendish, quien aporta ese porte de malo de turno que no tiene el otro villano de la trama, que no se revela hasta pasada la mitad del film, aunque de una manera blanda.

The Lone Ranger es larga y confusa. Por momentos es una buena comedia de acción, pero por otros es demasiado tonta y sin sentido. Quiere sorprender con sus orquestadas secuencias de acción pero se queda corta por la escasez de las mismas, y pretende llenar los huecos con subtramas imposibles, como el triángulo amoroso, cuyo propósito no aporta nada. Era una de las grandes apuestas para el verano boreal, pero tal parece que se queda a media máquina. Funciona al momento pero no resiste un segundo visionado.

 Calificación: B-

miércoles, 26 de junio de 2013

Antes de la medianoche (Before Midnight)

Año: 2013.
Género: Drama.
País: Estados Unidos.
Duración: 109 minutos.
Dirección: Richard Linklater.
Intérpretes: Ethan Hawke, Julie Delpy, Athina Rachel Tsangari, Panos Koronis, Walter Lassally.

"¿Qué hace una pareja de muchos años en un elegante cuarto de hotel además de quitarse las preocupaciones, las responsabilidades y la ropa y hacer el amor? Sin embargo, a Jesse y a Celine la realidad se les entromete: el peso de los chicos, el trabajo, las ambiciones, las desilusiones; los altibajos del romanticismo; las presiones de una relación arraigada y profunda. La noche idílica los pone a prueba de maneras inesperadas. Jesse y Celine se conocieron a los veinte años en Viena, se reencontraron a los treinta en París, y ahora, en Grecia, enfrentan el pasado, el presente y el futuro; la familia, el romance y el amor. Antes de que el reloj marque la medianoche, su historia volverá a aflorar."

 ¿Quién hubiese pensado que una trilogía completada a lo largo de dieciocho años fuese un hito en el cine romántico? Nadie, ni siquiera su director Richard Linklater ni la pareja protagónica de Ethan Hawke y Julie Delpy pudieron sospechar que su historia de amor a cuentagotas a través de los años marcaría un antes y un después en la manera de observar como dos personas desconocidas armaban una vida en torno a un encuentro casual, allá lejos y hace tiempo.

 Lo realmente maravilloso de la trilogía de Linklater y compañía es que si uno siguió la línea temporal de Jesse y Celine mientras crecieron, se sentirán identificados con las distintas etapas que vivieron juntos. Por otro lado, alguien como quien les escribe vio la saga en menos de 24 horas, y sin embargo me embebí en los hermosos encuentros amorosos inmediatamente. Al margen de sentir que cada entrega marca un punto de excelencia por la madurez emocional que representan los protagonistas, cada film es diferente en su propia ley, nunca queriendo superar a sus predecesoras sino evolucionar, crecer a un ritmo sustancial y significante.

Before Midnight es un punto álgido en la trilogía, ya que su mezcla de romance y comedia están balanceados con una maestría absoluta, mientras que el drama, la tragedia griega, se hace presente y amenaza con hacer mella para siempre en Jesse y Celine. Me arriesgo a decir que las parejas con hijos son las que sentirán más cerca al film, porque su retrato honesto y descarnado del amor luego de la treintena tranquilamente podría ser la historia cotidiana de muchos. ¿A que nadie apostó que una película donde la gente se la pasa hablando durante casi dos horas fuese tan mesmerizante? Linklater, Hawke y Delpy se encargan de que el tiempo se pase volando con sus charlas, puntos de vista y discusiones. Rutinas, cotidianeidad, hijos, envejecimiento, responsabilidades, convivencia, todos los diálogos están perfectamente construídos y alineados en los siempre brillantes Ethan y Julie, a quienes el tiempo no les destruye la química insoslayable que supo coronarlos en lo más alto del romanticismo.

 Uno esta acostumbrado a que los protagonistas principales sean la pareja y el escenario natural en donde transcurre su historia. La geografía no podría ser más exquisita y mejor elegida esta vez, con una Grecia donde la mitología y sus armoniosos paisajes contrastan con la trama. Sin embargo, me refiero a que el dúo no está solo esta vez, sino que los acompañan un grupo familiar, la casa de un escritor anciano que tiene a su familia de visita y todos en grupo allanan el camino mediante almuerzos e intercambios de ideas para que Jesse y Celine finalmente hagan un paseo por las calles griegas para terminar en la habitación de un lujoso hotel, donde pasarán la noche con la sola compañía del uno con el otro. El tercer acto, el más visceral y agridulce de todos, se desenvuelve con la mirada casi documental de Linklater, que retrata con acidez y credulidad pasmosas la vida privada de dos personas en las cuales las grietas de la vida han comenzado a mostrarse.

Before Midnight es un retrato realista y sincero sobre una relación romántica, entre dos personas que se aman y que a pesar de todo se han reencontrado en la vida y eligieron unir sus caminos. Pero no hay que dejarse llevar por la ilusión de un final Disney, edulcorado. No todas las historias de amor terminan igual, y eso no quiere decir que el ¿final? de la trilogía termine mal, pero la sublime exploración del romance que tiene lugar aquí dista de ser un esquema común y repetido. De lo mejor del año, sin lugar a dudas. Muchas gracias Richard, Ethan y Delpy por esta nueva gema preciosa.


Calificación: A

miércoles, 12 de junio de 2013

El Hombre de Acero (Man of Steel)

Año: 2013.
Género: Acción.
País: Estados Unidos.
Duración: 143 minutos.
Dirección: Zack Snyder.
Intérpretes: Henry Cavill, Amy Adams, Michael Shannon, Kevin Costner, Russell Crowe, Diane Lane, Laurence Fishburne, Ayelet Zurer, Chistopher Meloni, Antje Traue.


"Clark Kent descubre desde niño que tiene poderes extraordinarios y que no es de nuestro planeta. De joven emprenderá un viaje para descubrir de dónde viene y el motivo por el que ha venido. Formado por los valores de sus padres adoptivos Martha y Jonathan Kent, Clark descubre que tener habilidades extraordinarias significa también tomar decisiones difíciles. Pero el héroe en él debe emerger si quiere salvar al mundo de la aniquilación y convertirse en un símbolo de esperanza para toda la humanidad."
 
 Aunque sea un dios en el mundo de las historietas y un ícono popular alrededor del mundo, hay algo que nunca me cautivó del personaje de Superman. No sé que será, pero no me afectó tanto que tras la versión del 2006 de Bryan Singer se haya gestado un nuevo origen, como sí tengo que admitir que me picó la reintroducción de Spider-man tras la trilogía de Sam Raimi. Tenía que llegar la dupla de Zack Snyder y Christopher Nolan para sacudir que finalmente saquen a relucir lo mejor de Superman y traerlo a las grandes ligas con una historia fresca y repleta de adrenalina.

 Que Nolan esté detrás de Snyder en esta adaptación no es una casualidad. Actuando como productor ejecutivo, controla desde las sombras que Superman no se eche a perder y que Snyder se vea enfocado y no recaiga en el fracaso que resultó ser - narrativamente hablando - Sucker Punch. Lo que a primera vista puede parecer un espectáculo visual impresionante y una demoledora demostración de cine de acción con superhéroes - Man of Steel no tiene nada que envidiarle a The Avengers - se ve equilibrada por una historia sencilla y muy intimista, que recalca siempre el peso del consejo familiar en el héroe, tanto por sus padres biológicos por los adoptivos. El ambicioso guión de David S. Goyer - siempre mejor guionista que director - comienza con todas las de ganar, con un prólogo donde el caos reina en los últimos momentos del planeta Kryptón y el Jor-El de Russell Crowe llena la pantalla con toda su sabiduría y poderío actoral. Sus escenas sirven para dar un vistazo general al mundo de donde proviene Superman, e introducir a la trama al villano principal, el General Zod. A pesar de pecar de sobreactuado por momentos, el antagonista encarnado por Michael Shannon tiene motivos que no resultan descabellados para perseguir a Superman, y ese detalle eleva la trama un poquito más.

 Siguiendo una narrativa desestructurada que le sienta bien a la trama, Snyder sigue construyendo poco a poco lo que es una historia de orígenes que no cae en los típicos lugares comunes. El Clark Kent de Henry Cavill tiene obviamente un cuerpo esculpido hasta el detalle, una sonrisa adorable y un brillo especial en los ojos, detalles que lo ayudan bastante tanto en las escenas ligeras como en las más dramáticas. Comenzando con él y terminando en una lista sábana le sigue el resto del elenco, elegido minuciosamente de entre lo mejor del mercado, como la intrépida Lois Lane de Amy Adams que no es una damisela en apuros,  a los Kent, maravillosos Kevin Costner y Diane Lane. Si a este combo le agregamos los agradables secundarios de Laurence Fishburne, Ayelet Zurer y Christopher Meloni entre otros, por el lado del elenco no hay que preocuparse en lo más mínimo.

 La duración de 143 minutos apenas se siente en Man of Steel. Snyder está tan concentrado y ha logrado focalizar las prioridades tan correctamente que desde los momentos iniciales hay tensión, y en los últimos cuarenta minutos la tensión explota cuando Metrópolis se ve asediada por las fuerzas kryptonianas renegadas. Sin toques de cámara lenta forzados, ni grandes aspavientos, pero si con un despliegue visual y sonoro abrumador - cortesía de una inspirada banda de sonido compuesta por Hans Zimmer - Superman renace una vez más, con más poderío que antes, esperando poder marcar un antes y un después en la carrera meteórica del superhéroe.

Man of Steel es un gran puntapié inicial para una franquicia - mínimo una trilogía - en la cual la historia de Superman pueda ser contada nuevamente pero con un tono verídico y realismo pocas veces visto. Zack Snyder, volvemos a confiar en vos.


Calificación A

sábado, 1 de junio de 2013

Masacre en Texas (Texas Chainsaw)

 Conocida también como 'Herencia Maldita' y 'La Leyenda Continúa'

Año: 2013
Género: Horror.
País: Estados Unidos.
Duración: 92 minutos.
Dirección: John Luessenhop.
Intérpretes: Alexandra Daddario, Dan Yeager, Trey Songz, Scott Eastwood, Tania Raymonde, Keram Malicki-Sanchez, Shaun Sipos, Paul Rae, Tom Barry,  Bill Moseley, Gunnar Hansen, Marilyn Burns.


"Hace 20 años, la problación de Newt se vengó de la familia Sawyer por haber ayudado al loco de la motosierra, también conocido como Leatherface. Creían que toda la familia habia muerto, pero el bebé de los Sawyer sobrevivió y dos de los vigilantes del pueblo se lo llevaron en secreto y la criaron como hija propia bajo el nombre de Heather. Cuando Heather cumple los 20 años recibe la noticia de que es adoptada y su abuela la contacta para notificarla de una herencia recibida.."

 El regreso a la pantalla grande por parte de uno de los asesinos más recordados de los anales del cine es siempre bienvenido. Reformulo, ¿siempre? Por supuesto, escuchar sonar una vez más a esa motosierra que alguna vez Tobe Hooper nos presentó en 1974 y creó una saga brutal que, al día de hoy, llega a su séptima entrega entre secuelas, remakes y otras yerbas.
 ¿Cual es el problema de Texas Chainsaw entonces? Si bien resulta una entretenida adición a la longeva serie, sus aires de reimaginación y muertes desbordadas de sangre no son ayudadas por un guión flaco y tenue, con más baches de los que puede cubrir, y un giro en la historia bastante polémico que termina de diluir lo que, de otra manera, hubiese llegado a ser una entrada interesante en la vida y obra de Leatherface.

 Texas Chainsaw - perdió el Massacre, imagino, por sensiblería americana -  continúa la línea argumental de The Texas Chainsaw Massacre, comenzando su encuadre narrativo unas horas después del escape de Sally Hardesty, la heroína. Una turba iracunda del pueblo se ha cansado de la vista gorda de la Ley para con los Sawyer y elige hacer justicia por mano propia. Los cameos de Bill Moseley y Gunnar Hansen -  el Leatherface original -  se agradecen y ayudan a unir mejor la vieja versión con la nueva. Lamentablemente, el hoyo más profundo e hiriente del film yace en esos primeros minutos. Un poco de matemática y sentido común nos alerta de que Texas Chainsaw ocurre en 2012, y desde 1974 han pasado 38 años. Entonces, ¿por qué la protagonista luce unos impactantes 20 años? Nunca lo sabremos, pero es preocupante el dato de que cuatro personas (Debra Sullivan, Kirsten Elms, Stephen Susco y Adam Marcus) hayan estado involucradas en el guión y no se dieron cuenta de dicha situación.

 Sin ahondar más en el asunto, la protagonista - una hermosa y crecidita Alexandra Daddario - junto a su novio, su mejor amiga y un amigo del novio se enrumban hacia Texas a recolectar la herencia de la familia que nunca supo que tenía. En el camino recogen a un autoestopista, y el quinteto de la muerte está completo. Solo resta que lleguen a destino y la furia del asesino demente se desate sobre ellos. No hay muchas más sorpresas en el guión, además de que cada uno irá cayendo de impresionantes y sangrientas maneras, al estilo que nos tiene acostumbrados el género últimamente.

  Donde la trama da un giro bastante siniestro y extravagante es en la resolución, en el conflicto final, donde el villano principal queda relegado a antihéroe incomprendido. Veamos: el hecho de que en la herencia de la protagonista también se encuentre el asesino era una idea bien planteada desde la génesis de la película, pero por X motivo no se ve plasmada con suficiente fuerza y argumento como para salir adelante. Leatherface siempre será Leatherface, un hombre crecido con la mentalidad de un niño que disfruta matar, cortar y trocear, no un pobre sujeto incomprendido. Independientemente de cómo se encare este aspecto, lo cierto es que la historia cierra de manera precisa pero deja una puerta abierta para continuar la historia, quien sabe por qué caminos.

 La dirección de John Luessenhop (Takers) me sorprendió gratamente. En ciertos momentos me encontre saltando de la tensión, esos momentos inminentes antes de cada muerte que me recordaron mucho a la original; también el hecho de que inadvertidamente la trama tenga demasiados puntos en común con la original me hace pensar que los productores le dieron el OK para reiniciar la saga una vez más, y que no se note tanto el lavado de cara, algo que les salió mucho mejor a Raimi y compañia con Evil Dead.

 Texas Chainsaw sonaba mejor de lo que luce el producto final. No es pésima y vuela un poquito por sobre encima de las continuas entregas malas de otras sagas de horror, pero eventualmente se queda corta. Aún así, es un pasable entretenimiento que, de tener ciertos arreglos, encajaría perfecto en la oxidada y brutal saga de terror.


Calificación: C+

jueves, 30 de mayo de 2013

¿Qué pasó ayer? Parte III (The Hangover: Part III)

Año: 2013.
Género: Comedia.
País: Estados Unidos.
Duración: 100 minutos.
Dirección: Todd Phillips.
Intérpretes:Bradley Cooper, Ed Helms, Zack Galifianakis, Justin Bartha, Ken Jeong, John Goodman, Melissa McCarthy.

"Han pasado dos años. Phil, Stu y Doug viven vidas felices y sin incidentes. Se han removido tatuajes y han purgado expedientes. Lo último que supieron del imán para desastres, Leslie Chow, es que había sido encarcelado en una prisión tailandesa. El único miembro del grupo que no se encuentra contento es Alan. Todavía sin encontrar un rumbo en la vida, la oveja negra del grupo ha dejado sus medicinas y cedido a sus impulsos naturales en grande –lo que, para Alan, significa una falta de límites, de filtros y de juicio– hasta que una crisis personal lo obliga a, por fin, buscar la ayuda que necesita. ¿Y quién mejor que sus tres mejores amigos para asegurarse de que tome el primer paso? Esta vez, no hay despedida de solteros. No hay boda. ¿Qué podría salir mal? Pero cuando el grupo sale a la calle, se cierran todas las apuestas."

Defititivamente, The Hangover: Part III es muy diferente a sus antecesoras. Por un lado, no ostenta con soltura el título que la hace digna de la saga - no hay borrachera ni drogas de por medio esta vez - y, por el otro, no alcanza las cotas de gracia de la primera ni toca fondo como la segunda. Es un híbrido extraño entre comedia negra y una película de gángsters modernos, que se aleja bastante de los parámetros histriónicos y zarpados que se establecieron como moneda corriente anteriormente.
No se si sea generalización propia, pero los personajes de Zack Galifianakis y Ken Jeong son dos sujetos insoportables en dosis separadas, pero juntos hacen un combo suicida imposible. Mas allá de que se encasillen en los mismos papeles una y otra vez, y muy a mi pesar, son los dos motores de esta entrega. El papel de Jeong está extendido y es una parte vital de la historia, que se acopla al propósito de La Manada de enrumbar la vida de Alan, el estrepitoso y vulgar gordito que de cariñoso no tiene nada y es egoísta, idiota y extremadamente peligroso. El as bajo la manga que resulta el mafioso encarnado por John Goodman intenta agregar de manera infructuosa un poco de suspenso y apuestas para el grupo de amigos que deberá recuperar dinero robado por el asiático antes de que uno de ellos sufra una muerte temprana.

 No causa gracia ya que Stu grite su muletilla What the fuck is going on? por enésima vez, no causan gracia los mañierismos de Chow ni su irreverencia, no causan gracia las actitudes de Alan para con la vida, metiéndo una y otra vez a sus amigos en problemas por su total carencia de sentido común. Pero eso es exactamente lo que hace que Hangover sea Hangover, las estupideces de este duo de imbéciles que son un imán de mala suerte y generan situaciones que van empujando la trama de a poco. Estamos frente a una secuela diferente, que juega sus cartas en un intento de ser novedosa y apenas sale airosa. No sólo por tener un par de cameos de personajes de anteriores aventuras y el mentado regreso a Las Vegas signifique que todo cierre con moño dorado una saga que fue debilitándose poco a poco.

¿Ya dije que no soporto a Galifianakis? Vuelvo a repetirlo, me parece una persona imbancable, pero su personaje sirve, funciona a la trama, y hay que ir con la corriente en este sentido. Jeong es harina del mismo costal, impresentable, no genera risas su papel, y la extensión de su participación me resulta francamente preocupante. Bradley Cooper y Ed Helms, cuyas popularidades dispararon con el film de 2009, vuelven a repetir sus posiciones de mentes pensantes del asunto, mientras que Justin Bartha queda relegado una vez más de la acción principal. Y si de acción estamos hablando, el director Todd Phillips tiene una carrera más que potable en el cine de suspenso, porque la infiltración al penthouse del Caesar's Palace es una escena brillante que se destaca por su tono angustiante.

 The Hangover: Part III es un gran avance frente al mal gusto de su predecesora, pero queda grande ante la original. Entretiene, pero es un giro radical a cómo se mantiene la narrativa de este film. Por supuesto, tiene un golpe final después de los créditos que amerita una secuela. ¿Es necesaria? No lo creo, pero como cierre puntilloso funciona, y nos saca una sonrisa final antes de bajar la cortina.



Calificación: B-

miércoles, 15 de mayo de 2013

El Gran Gatsby (The Great Gatsby)

Año: 2013.
Género: Drama/Romance.
País: Estados Unidos.
Duración: 143 minutos.
Dirección: Baz Luhrmann.
Intérpretes: Leonardo DiCaprio, Tobey Maguire, Carey Mulligan, Joel Edgerton, Isla Fisher, Elizabeth Debicki, Jason Clarke, Adelaide Clemens.

" El escritor Nick Carraway  llega a la Ciudad de Nueva York en la primavera de 1922, una época de tambaleante moral, jazz deslumbrante y reyes del contrabando. En busca de su propio sueño americano, Nick se instala junto a un misterioso millonario organizador de fiestas, Jay Gatsby, y al otro lado de la bahía de su prima Daisy y su marido casanova de sangre azul Tom Buchanan. Es así como es introducido al cautivante mundo de los súper ricos, sus ilusiones, amores y engaños. Mientras Nick actúa como testigo, dentro y fuera del mundo que habita, escribe una historia de amor imposible, sueños incorruptibles y tragedia de alto octanaje, y sostiene un espejo hacia nuestra propia época moderna y sus dificultades.

¿Qué mejor candidato que Baz Luhrmann para adaptar los explosivos años '20 que transmitió durante años la prosa de F. Scott Fitzgerald? La idea de glamour inherente a la novela le sentaba de perlas a un director que supo destacar el arte en su filmografía pero, en cierto punto, Luhrmann se perdió a si mismo en la grandeza que resultaba adaptar un ícono de la literatura y The Great Gatsby
es lujo en desmesura pero carente de afecto.

 Así de ambiciosa como se percibe por los avances, detalle clave en toda producción del director australiano, The Great Gatsby es un cuento repleto de fastuosidad, fiestas interminables, amores imposibles, traiciones y, a fin de cuentas, los excesos de la riqueza y la imprudencia propia de la juventud. Los avances técnicos de la época permiten que la acción transcurra en una digitalizada ciudad de Nueva York, brillante y reluciente, donde muy pocas veces hay una inmersión hacia los sectores oscuros y sucios de la urbe. Uno de los puntos claves y el sólo mérito de asistir al cine a ver el despliegue en pantalla grande son las fiestas organizadas dentro del palacete que posee el misterioso Gatsby. Con la ayuda de la banda de sonido a cargo del músico Jay Z, quien logra una conjunción idónea entre sonidos del pasado y actuales, las bacanales derrochan los elevados diseños de vestuario, cinematografía y producción. Aumentadas con la dimensionalidad que otorga el 3D, las reuniones son un punto fuerte, que determinan el telón de fondo para el desarrollo de los personajes.

 Al ritmo de Crazy in Love de Emeli Sandé y A Little Party Never Killed Nobody de Fergie se dejan ver los personajes, conducidos por el Nick Carraway de Tobey Maguire. Nick es el narrador absoluto, contando la trama a través de sus propios flashbacks mientras escribe sus memorias de los años turbulentos que pasó en Nueva York. Carraway es descrito en la novela como una persona cínica y recelosa de los desconocidos, en el film es una criatura inocente que entra en confianza enseguida con su entorno. El carácter y la actitud noble de Maguire lo hacen un candidato ideal para trabajar la idea y el mito de Gatsby como su mano derecha y confidente. El gran playboy americano se encarna en la piel de un Leonardo DiCaprio que nació para este papel. Cada gesto, cada sonrisa, cada frase destilan una clase elevada que otro actor no hubiese podido emular. La delicada Carey Mulligan también parece cortada para la parte de Daisy, una joven que vivió siempre rodeada de dinero y ahora, tras la reaparición de su viejo amor, ve su mundo trastocado. El trío de Maguire, DiCaprio y Mulligan tiene chispa, y se ve bien acompañado por el férreo Tom Buchanan de Joel Edgerton y las bellezas de Isla Fisher y Elizabeth Debicki.

 Durante la primera hora de metraje, las fiestas y la imagen escondida de Gatsby son un aliciente para mantenerse ocupado desentrañando la figura del millonario. La revelación encantadora de Leonardo, con una copa de champagne en sus manos, trae aparejado un desliz narrativo importante. La historia de amor se deja ver infantil y sencilla, sin muchos matices, aunque ciertos giros en el tercer acto logran retomar esa idea de cinismo egoísta que intenta actuar como moraleja. Como adaptación de la novela, no se le puede buscar peros porque le guión de Luhrmann y Craig Pearce se mantiene fiel al texto de Fitzgerald, incluso transladando pasajes y líneas del libro.


A pesar de ser una novela corta, The Great Gatsby tiene una duración de unos 140 minutos, un tanto excesivo pero a gusto con los anteriores film del director. Las dos horas y media se sienten, pero el esplendor americano se deja ver, así como también una brillante producción y una ferviente caracterización por parte de DiCaprio son los puntos a favor que tiene esta nueva adaptación de un clásico que se deja ver pero que detrás de tanta opulencia no encuentra asidero para contar una historia única e irrepetible.


Calificación: B

jueves, 25 de abril de 2013

Iron Man 3

Año: 2013.
Género: Acción.
País: Estados Unidos.
Duración: 130 minutos.
Dirección: Shane Black.
Intérpretes: Robert Downey Jr., Gwyneth Paltrow, Don Cheadle, Guy Pearce, Rebecca Hall, Ben Kingsley, Jon Favreau, James Badge Dale.


" El impertinente pero brillante industrial Tony Stark se enfrenta a un enemigo con un poder sin límites. Cuando Stark encuentra su mundo destruido, se embarca en una angustiante búsqueda para hallar a los responsables. Este viaje pondrá a prueba su temple una y otra vez. Acorralado entre la espada y la pared, Stark se las deberá ingeniar solo para sobrevivir y valerse de su astucia e intuición para proteger a sus seres queridos. En su lucha, Stark descubre la respuesta a la pregunta que lo ha estado acosando en secreto: ¿el hombre hace al traje o el traje hace al hombre?"

 Hacía falta que Iron Man 2 se durmiese en los laureles de la primera película. Hacía falta que The Avengers patease el tablero para insuflarle a esta Fase 2 de Marvel nueva vida, en la forma del nuevo director y guionista Shane Black. Gracias a estos pequeños toques en la saga es que se puede decir que Iron Man 3 es una explosiva tercera entrega que en lugar de ir decreciendo en nivel logra superar con creces a su antecesora e incluso jugarle cabeza a cabeza a la original, por momentos superándola con su conjunción casi armónica de elementos que hicieron tan reconocida a la impronta de Tony Stark y su Hombre de Hierro.


 Muchos se sorprenderán del hecho de que Iron Man 3 es el cierre de una trilogía. Si, leyeron bien, trilogía. ¿Pero cuándo estuvo planeada de esa manera? muchos se preguntarán. Bueno, el final de esta tercera aventura de Tony deja en claro el panorama, cerrando esta historia al menos con un buen moño que antes no habíamos percatado que existía. Con la inminente llegada del villano principal del protagonista que se venía esperando hace años, el arco argumental del multimillonario queda concluído hasta que los fanáticos demanden más y más de su héroe favorito.

 Definitivamente el punto más a favor del film es el que también crea más oportunidades como deslices; el guión de Shane Black y Drew Pearce captó a todas luces la idea de un personaje como el de Iron Man. No tiene la oscuridad del Batman de Nolan, pero se acerca lo suficiente a la lucha de demonios internos para superar el ahora, pero tampoco es una comedia de $200 millones de dólares sino que el equilibrio, que de a momentos puede resultar un poco desproporcionado por como ciertas escenas dramáticas terminan en un alivio cómico. Dicha técnica puede desconcentrar un poco, pero es un combo que funcionó antes y sigue funcionando, y no opaca en absoluto el resultado obtenido. Si se nota, por ejemplo, ciertas referencias a otras grandes sagas como Terminator ó X-Men en su historia, quizás no sean tan obvias, pero algunos detalles pueden hacer saltar una alarma en la cabeza de los más fanáticos.

 Será difícil discutir el punto del villano tan anticipado como lo es El Mandarín, figura clave detrás de toda la historia fílmica de Iron Man. Cierto es que se viene gestando su aparición desde el primer momento, y con la aparición de Black en escena hay que avisar que el muchacho tiene varias sorpresas en reserva para la platea; una decisión en particular es cuestionable, la del villano, pero lo otorga otro sabor a lo que de otra manera sería una entrada más en la lineal narrativa.

De más está decir que los efectos computarizados son los mejores del mercado, provocan un festín visual impresionante e impactante, con muchas escenas preparadas especialmente para shockear a la audiencia y llenarla de adrenalina, como el ataque a la casa costera de Tony, el adrenalínico rescate en  pleno vuelo o el acto final, una batalla sin cuartel en el puerto/plataforma petrolera. Como ya se habrá notado en los trailers, hay un sinfín de armaduras de Iron Man, todas puestas a buen uso para este batalla final alucinante.

Y como no se puede ser de otra manera, Robert Downey Jr. mimetiza su vida real una vez más junto a la imagen de playboy infartante, de showman desenfadado y carácter volátil para darle un giro más a su personaje y humanizarlo aún más. Luego de los eventos de The Avengers y su más que cercana muerte en el espacio, esta gran guerra intergaláctica generó en Stark un gran malestar en su interior, que se ve reflefado por su inhabilidad por dormir y también por sus episodios de ansiedad que le ocurren bastante seguido durante la historia. Robert y Tony se han fusionado de tal manera que uno no puede existir sin el otro, creando un personaje para los anales de la historia, que aquí vuelve a funcionar de maravillas. Un gran avance fue el de Pepper Potts, el interés romántico de Tony, cuya evolución no es más que soprendente: de pasar en damisela en peligros y presencia de mero cameo a ser un personaje central en la trama, con decisiones y acciones pertinentes a la trama; icho cambio de seguro le ha valido a Gwyneth Paltrow un tremendo esfuerzo físico, que desde acá aplaudimos por abordar un papel al cual la actriz no está acostumbrada y fue todo un logro.

 Don Cheadle repite como el Coronel Rhodes, el amigo inseparable de Iron Man, proyectando aún más el sentimiento de cop buddies forjado en particular desde la anterior película; no es de extrañar que esta relación se vea tan natural, porque si recuerdan, el par resulta muy familiar con el que interpretaban Mel Gibson y Danny Glover en la saga Arma Mortal, que guionó siempre Shane Black. Ah, coincidencias...
 De las nuevas caras, tenemos al villano principal en la forma del brutal Ben Kingsley, muy pero muy bien personificado, con quizás un toque de teatralidad extrema que le hace más que bien a la trama mientras más se adelante, además de Guy Pearce, quien pasa de ignorado nerd a multimillonario con hambre de venganza en minutos. Por otra parte, el nuevo personaje femenino interpretado por Rebecca Hall sirve pero a la larga no aporta demasiado aunque resulte clave en la historia, y el pequeño Ty Simpkins (Insidious) quien tiene una de las mejores escenas cómicas en toda la película y resulta un gran par junto a Stark.

 En el afán de superar la meseta narrativa que generó la 2da parte, Iron Man 3 propuso muchos cambios pero nunca se animó a tocar la esencia del personaje de Tony Stark. Así, el film se alza como el primer gran blockbuster heróico del año, en una mezcla de risas, drama, acción, explosiones, todo el combo. Uno esperaría un descenso en calidad llegados al caso de una tercera parte, pero la regla esta ahí para romperse, y Iron Man 3 lo acaba de hacer.

Calificación: A-

miércoles, 3 de abril de 2013

Posesión Infernal (Evil Dead)

Año: 2013.
Género: Horror.
País: Estados Unidos.
Duración: 90 minutos.
Dirección: Fede Alvarez.
Intérpretes:Jane Levy, Shiloh Fernandez, Lou Taylor Pucci, Jessica Lucas, Elizabeh Blackmore.


"Mia, una joven que lucha para mantenerse sobria, se dirige hacia una cabaña remota junto a su hermano y un grupo de amigos quienes descubrirán el Libro de los Muertos y los peligros y terrores que esconde."

 Recuerdo que cuando vi la Evil Dead original de Sam Raimi de hace treinta años, reí. Sencillamente no podía tomarme en serio lo que estaba viendo, porque era un caso evidente de esas películas malas que divierten. Con los años, la película cobró un lugar imprescindible como film de culto, además de sentar precedentes para muchas películas que tomarían como escenario una cabaña en el bosque, cinco amigos, y cualquier horror que los acechase, tanto natural como sobrenatural.
 Dando un salto hasta el presente, la decisión del propio Raimi de reimaginar su joya más preciada generó un malestar general inmediato: Es imposible rehacer una obra maestra, es lo que decían muchos. Pero Raimi, logró lo impensable: le cerró la boca a todos los detractores con Evil Dead, una brutal vuelta a los bosques oscuros plagados de demonios y peligros de una manera tan siniestra, sangrienta y visceral que no deja a lugar a dudas.

 Ahorrémonos la disyuntiva de discutir que son otros los tiempos y el presupuesto de cada film es diferente. Es más que obvio que una película se hizo a pulmón y la otra tuvo una producción de calibre por detrás, pero el principal apartado en el que se destaca Evil Dead es por dejar de lado el humor absurdo de la trilogía original y encamina su historia por derroteros más serios y convencionales. En esta ocasión, los cinco jóvenes que se encuentran en la cabaña tienen una misión más orgánica y cruda que atender además de un rápido retiro para emborracharse y tener sexo: Mia, la protagonista, tiene una grave adicción a la heroína, y para comenzar nuevamente un proceso de depurificación sus amigos junto a su hermano David y su flamante nueva novia acudirán al rescate.

 Tras un prólogo bastante escueto y escalofriante se nos presenta la naturaleza de libro maldito en cuestión, que desencadenará la posesión infernal del título en castellano; dicha vuelta de tuerca del guión le permite a la película jugar un poco con la ilusión y las visiones de un personaje drogodependiente. ¿Realmente está teniendo visiones de ultratumba o los efectos de la droga la están consumiendo poco a poco? Por muy poco que se explote esta línea de la trama, es un punto interesante que atrapa al espectador hasta que la verdadera posesión entra en escena y el ambiente hostil se tensa exageradamente.

 Para cuando este grupo de amigos comience a transformarse de maneras horripilantes y a atacarse entre ellos, la experiencia aterradora que prometían los pósters y los trailers comienza a dejarse ver, y todos los trucos y artimañas del novato director Fede Alvarez y su coguionista Rodo Sayagues aparecen en pantalla de forma gloriosa. Alvarez imita pero no copia, homenajea mucho a su mentor con tomas aéreas y vueltas de cámara imposible que recrean el espíritu de la original, pero reencarnado. No estamos ante una precuela, o una secuela, es una reimaginación hecha y derecha que no sorprende con nada nuevo, pero que resulta terriblemente efectivo, un enunciado enarbolado en el hecho de que no hay efectos computarizados en todo el film, aunque ciertas escenas hagan dudar mucho de eso. Además de los magníficos efectos prácticos que usaron Alvarez y compañía, los hectolitros de sangre y prostéticos varios, Evil Dead sube un escalón más con la acojonante banda de sonido de Roque Baños, quien evoca diferente sonidos y el abrumador toque de una sirena que manda más de un escalofrío por la espalda.

 Heridas cortantes profundas, quemaduras, miembros cercenados, clavos y mutilaciones varias recorren el segundo y tercer acto de Evil Dead, culminando en una escena final carmesí y violenta en todo sentido imaginable. El acotado elenco brilla cada uno por separado, aunque el peso final de todo el conjunto recae en la explosiva Jane Levy, quien sufre las peores vejaciones de toda la película y así y todo tiene que interpretar dos caras de la moneda: es la villana y la heroína al mismo tiempo; Levy es expresiva por demás, sus ojos transmiten todas las emociones que recorren su cuerpo y verla sufrir es durísimo. A su alrededor se encuentran unos convincentes Shiloh Fernandez como el hermano abnegado de Mia y Lou Taylor Pucci como el curioso del grupo que desata un infierno sobre él y sus amigos. Los personajes de Jessica Lucas - avocada al género desde hace rato -  y  la desconocida Elizabeth Blackmore completan el equipo que las pasarán negras en el bosque húmedo. Aclaración: ninguno saldrá indemne, todos tienen su cuota de golpes y cortes varios, así que es para aplaudir la dedicación de los cinco.

 Evil Dead representa el vivo hecho de que una película puede tener partes usadas, pero si se las ensambla de una manera creativa y fresca, todo puede funcionar; no sé hasta que punto los fanáticos de la original disfrutarán de esta nueva entrega que pierde el humor negro en pos de una realidad más oscura, pero sí puedo decir que los seguidores del horror se encontrarán con un plato muy fuerte, una visita a la sala más proxima de cine, porque Evil Dead se disfruta mucho mejor como experiencia cinematográfica en una sala lóbrega y amplia.


Calificación:A-