La primera novela del cordobés Hernán Lanvers, médico cirujano devenido en escritor, no podía ser más auspiciosa. Con un trasfondo social bastante agridulce desde su niñez, es claramente evidente que su vida ha influenciado muchísimo al personaje principal, el inglés Tom Grant, que comienza su historia de la manera más triste posible.
La historia está dividida en hasta cinco partes, relatando la historia de Tom y Shaka Zulú, ya sea en secciones por separado o juntos; Lanvers construye ambas historias con muchos paralelismos y crea mucha empatía para que el lector abrace a estos dos sufridos pero fuertes de carácter y con una convicción potente en mente: sobrevivir cueste lo que cueste.
En cierto modo, ambos personajes terminan por vengarse de aquellos que alguna vez hicieron su vida miserable, y eso aleja un poco al lector, pero bueno, quien no dice que la venganza es un plato que se sirve frío.
Ciertos puntos claves en este tipo de historias son la descripción de África, que si bien no llega al hermoso detallismo de Wilbur Smith es interesante (teniendo en cuenta que Lanvers viajó en más de cinco ocasiones al Viejo Continente), las escenas de acción son variopintas y muy bien desarrolladas (atentos al prólogo, una oda a la violencia que atrapa desde el vamos) y, por supuesto, no falta la sexualidad, muy bien llevada en escenas íntimas que no son muy zarpadas pero tampoco se quedan en la modosidad.
La novela se mueve dinámicamente y entretiene absolutamente, sus capítulos son relativamente cortos y bastante excitantes, por lo cual mantiene en vilo al lector hasta el mismísimo final, que deja una puerta más que abierta para la secuela ('Harenes de Piedra'), pero una puerta que saca una sonrisa de satisfacción.
Hernán Lanvers no es mejor que Wilbur Smith, pero se la acerca despacio y sigilosamente; el Maestro es el Maestro, pero ahora me siento orgulloso de que Argentina tiene su best-seller de acción y encima, cordobés, otra joya literaria como Cristina Bajo y Florencia Bonelli.
Un gusto.
Calificación: Bueno.
1 comentario:
Yo lo lei al chabon. Es alucinante,casi mejor que el grandioso Wilbur Smith. Aejo
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