Luego de muchas idas y venidas, y un merecido descanso a la saga, he vuelto para finalizar, de una buena vez y tras los demoledores y exhaustivos comentarios recibidos, la popular saga fantástica creada por Stephenie Meyer, y debo decir que me encuentro entre la espada y la pared; resulta que el libro resultó una gran serie de altibajos que me dejaron el paladar agridulce por todo lo que pudo ser, lo que es, y por todo lo que significó este ¿final del juego? para los personajes. Como el libro está dividido en tres partes, vos a hacer cuenta de ellas por separado.
Mayores spoilers, ¡cuidado lector!
La primera parte nos relata el tan esperado casamiento de Bella y Edward entre la pomposidad de la fiesta y el avance final que arremete Jacob, que ya sabe, no tiene ninguna chance con respecto a Bella; ella ya eligió con quien pasar el resto de sus días. Parten los tórtolos hacia una isla paradisiaca, en donde dan rienda suelta a sus (modosos) instintos (gracias Steph por tamaño esfuerzo y dejar que estas escenas sean totalmente puritanas! -nótese el sarcasmo) y, sorpresa inesperada, Bella queda embarazada y, cual rip-off de la película 'Especies', al siguiente día de saberlo ya tiene una pequeña pancita diminuta. Los problemas acechan y se vienen tiempos oscuros, cuya premonición le aparece a Bella en un extraño, confuso y horripilante sueño constante.
La segunda parte le corresponde (extrañamente) a Jacob Black, que cuenta su historia desde su perspectiva; interesante movimiento que aporta otra dimensión a la historia (pero con horrendos títulos de capítulo, para variar) y que cuenta con una convulsa pero ágil conversación tipo chat licántropa. La mente de Jacob es un lugar muy parco y amargo, y es por eso que planea asesinar a Edward por convertir a Bella en vampiro. Con muchas idas y vueltas, Bella lleva a cabo su período de gestación extremadamente doloroso y conflictivo, tanto para ella que sufre las consecuencias como para las dos familias de seres fantásticos, que ve en el feto la rotura de la tregua entre los clanes. Algo que me molestó muchísimo fue el detalle de que Jacob se separa de su manada por, oh sorpresa, RECUERDA que él también desciende de sangre 'real' licántropa. Así de fácil, 'Ah, pero mi tatarabuelo era el Alfa, entonces yo también puedo ser Alfa'. Lastimoso.
Meyer hace aquí un análisis propio sobre lo difícil que es ser madre por primera vez, que celebro fehacientemente; la escena del parto es una de las más desquiciadas y desagradables que he leído en este último tiempo, y lo considero como un alejamiento total de lo naif que resultaban los primeros problemas de la pareja; con esta escena tanto la autora como sus personajes tomaron vuelo adulto. Y por supuesto, ata de manera irremisible y aceptable el destino de Jacob dentro de la familia, junto a Renesmee, por imprimación (previsible pero ¿esperado?) Por cierto, que horrendo nombre! aunque el apodo (Nessie) es genial.
La tercera parte es la más contradictoria de todas, la mejor y la peor a la vez. Al ser convertida en vampiro al final de la anterior sección de libro (vía una jeringa llena de ponzoña de su marido directo al corazón para salvarle la vida), Bella es ahora un vampiro, hermosa y con mucho que aprender. Porque a la vez que ella asimila el nuevo mundo con sus ojos, el lector es transladado al nuevo mundo junto con ella. No puedo negar que estas páginas están llenas de contenido y riqueza que me gustaron mucho mucho.
Por otro lado, el regreso inminente a la trama de los Volturi (si, su verdadero nombre y no Vulturis como horriblemente tradujeron) para ajusticiar a la familia Cullen por crear a un bebé inmortal pone en movimiento un increíble set up de acción en el que la familia se dispersa para conseguir testigos que prueben que ella es nacida natural e híbrida, y no un bebé convertido. Vampiros de todo el mundo acuden, prestos a dar declaración y dispuestos a luchar si todo sale mal. A medida que el plazo se acaba, todos hacen muestra de los poderes individuales (muchos de ellos estupendos) con los que hacer frente a la amenaza italiana. Los días pasan, y el suspenso crece página a página, para desembocar en un final que fue tan aguardado y promocionado por los anteriores capítulos que me hizo sentir mal al ver su desarrollo: no hay acción, ni un poco!
Todo sale bien, para todos, hay una sola muerte (yikes!) y rueda el final feliz.
Imposible negarle el énfasis que le ha puesto Stephanie Meyer al final, porque las más de 800 páginas se sienten y mucho, ricas en detalles y muy descriptivas, pero en el final derrapó y dejó con la miel en la boca con tamaña preparación. Estoy muy contento con muchas situaciones y eventos, pero hay tantas cosas que se acumularon mal y no sentí que haya sido el final apropiado y digno de la saga, esperaba un poco más de acción, que nunca tuve y que en los anteriores no faltaba, por más que estaban en el final.
Felicitaciones, la saga Crepúsculo ¿terminó?
Calificación: Regular.
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