Para conocer el primer libro de Dan Brown, antes tuvimos que ver como las historias de Langdon se hacían famosas para que el primer thriller salga a la luz. En este libro ocasionalmente vemos como el primer tema polémico que usaba el autor era el de encontrar un código imposible de romper y, por supuesto, meterse con alguna que otra sociedad para variar, en este caso, la Agencia de Seguridad Nacional (NSA, que aparentemente, sólo el 3% de la población ha oído sobre él, si, como no).
Como todos sus anteriores (en este caso, posteriores libros), el libro abre con una muerte, en este caso el muerto es el creador de la combinación que nisiquiera el TRANSLTR, la máquina desencriptadora estrella del NSA, puede decodificarlo. Es por eso que entra la protagonista, Susan Fletcher, en escena, la criptógrafa del Instituto, que bajo pedido urgente le es encomendada la tarea de romper el código antes de que acabe con las defensas digitales y la información crucial de Estado Unidos sea absorbida por los hackers del mundo entero. Junto a ella, pero no en el sentido literal, se encuentra su prometido David Fletcher, que desde Sevilla debe buscar la clave para desactivar el código a la vez que un asesino a sueldo sordomudo llegue antes que él.
Entre estos dos puntos se mueve la trama del libro, una más estrepitosa que la otra: mientras que David corre peligro en las oscuras y peligrosas calles de Sevilla, Susan sufre el agobio por la crítica situación y la muerte en el mismísimo centro de criptología, acuciados también por un asesino que parece estar en todas partes. Estas dos historias corren paralelas tanto en tiempo como en tensión, para confluir en un final trepidante que revela todo el misterio que encierra el código.
Sus personajes son arquetípicos, pero no por ello menos desestimables, y por supuesto están los típicos héroes hermosos y tonificados, acompañados de los pérfidos enemigos y los freaks de la computación. Aunque el malo es atípico (un asesino sordomudo) tiene sus errores y en un momento 'escucha' algo; un detalle que puede pasar por alto pero que es casi imperdonable. Imperdonable también es la descripción de una España tercermundista que va desde que La Giralda tiene rampas en vez de escaleras, la policia es totalmente sobornable hasta lo indecible: que los hospitales son de cuarta. He oído también que hay incoherencias en el uso de la criptología, pero no recuerdo alguno en estos momentos (leí el libro unos años atrás).
Lo que no puedo negar es que la prosa del Señor Brown sea tan simple y llevadera a la vez, un verdadero misterio: tiene tantos fanáticos como detractores.
No es que sea una maravilla ni que sobrepase a sus hermanitos de tinta y papel, pero para ser lo que es, con todas sus fallas, aciertos y desaciertos, pienso que 'La Fortaleza Digital' es un interesante libro que bien vale su lectura para el ocio personal.
Calificación: Bueno.
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