Año: 2010
Género: Drama.
País: Estados Unidos.
Duración: 108 minutos.
Dirección: Darren Aronofsky.
Intérpretes: Natalie Portman, Mila Kunis, Vincent Cassel, Barbara Hershey, Winona Ryder.
Género: Drama.
País: Estados Unidos.
Duración: 108 minutos.
Dirección: Darren Aronofsky.
Intérpretes: Natalie Portman, Mila Kunis, Vincent Cassel, Barbara Hershey, Winona Ryder.
"Nina Sayers es bailarina en una compañía de ballet de la ciudad de Nueva York cuya vida, como todos los de su profesión, se consume totalmente con la danza. Ella vive con su obsesiva madre, la ex bailarina Erica, que ejerce un control asfixiante sobre ella. Cuando el director artístico de Thomas Leroy, su profesor, decide sustituir a la bailarina Beth MacIntyre para la producción de la apertura de su nueva temporada, Lago de los Cisnes, Nina es su primera opción. Pero Nina tiene competencia: una nueva bailarína, Lily, que impresiona Leroy también.
El Lago de los Cisnes requiere una bailarina que puede interpretar tanto el Cisne Blanco con la inocencia y la gracia necesarias, y el Cisne Negro, que representa la astucia y sensualidad. Nina se ajusta al papel del cisne blanco perfectamente, pero Lily es la personificación del Cisne Negro. Mientras las dos jóvenes bailarinas amplian su rivalidad en una amistad trenzada, Nina empieza a estar más en contacto con su lado oscuro, una imprudencia que amenaza con destruirla."
El Lago de los Cisnes requiere una bailarina que puede interpretar tanto el Cisne Blanco con la inocencia y la gracia necesarias, y el Cisne Negro, que representa la astucia y sensualidad. Nina se ajusta al papel del cisne blanco perfectamente, pero Lily es la personificación del Cisne Negro. Mientras las dos jóvenes bailarinas amplian su rivalidad en una amistad trenzada, Nina empieza a estar más en contacto con su lado oscuro, una imprudencia que amenaza con destruirla."
Todos apuntamos a la perfección en algún momento, en algún aspecto, de nuestras vidas. Ese camino inmaculado al que se aspira viene con más de un inconveniente en el transcurso, y la mayor parte de todos estos problemas reside, sin embargo, en la lucha interior de cada uno, la lucha contra esa otra parte de la dualidad encerrada, oscura, siniestra y malvada, en lo profundo del subconsciente que muchas veces forcejea por salir a flote y a la luz.
Esta dualidad, tan clara y visible como si de blanco y negro se tratase, es lo que plantea El Cisne Negro, espeluznante a la vez que bella intromisión al mundo del ballet clásico y la feroz competencia que genera el ambiente en las personas que lo circundan.
Nina Sayers es una persona que bien podría ser la vecina de al lado, o una prima tímida. No hay una gran sorpresa en el personaje arquetípico en sí, sino en los diferentes matices que se crean alrededor de ella. Nina ya está grande, todavía vive con su madre, una frustrada bailarina que vive sus sueños de superación a través de su hija (una puntillosamente escalofriante Barbara Hershey) y tiene una personalidad por demás infantil, o al menos así lo refleja su habitación llena de peluches y con todo el decorado en tonos blancos y rosa pastel. No tiene a nadie más en el mundo, sólo ella y su madre, y la pasión por el ballet, claro.
Pero cuando se presenta la oportunidad única de darle un giro a su vida de 180°, Nina irá poco a poco alternando su modo de percibir la vía, salirse de la senda correcta en la que caminó toda su vida y conseguir el papel de la Reina Cisne en el espectáculo del Lago de los Cisnes, tarea que presentará una dualidad importante e interesante en ella ya que debe jugar dos papeles, tan diferentes y sencillos como el día y la noche, pero de una compeljidad y perfección por un lado, tanto como una descuidada seductividad por el otro. Con más de un enemigo en su contra, Nina pronto entra en una vorágine de destrucción mental aguda, un recorrido que Darren Aronofksy toca con una maestría impecable como si de fuera una sonata.
De más está decir que el rol de Natalie Portman es la pieza fundamental para el lucimiento de la trama; no hay otra persona que encaje en el papel que no sea Natalie, un papel por el que todo el esfuerzo y práctica han rendido sus frutos y nos entrega una actuación memorable, colosal, de hierro, que no será olvidada en unos cuantos años. El descenso al infierno mental que sea crea a sí mismo el personaje de Nina es exhaustivo, triste y tan melancólico como el mismo cisne y le calza perfecto como vehículo de lucimiento a una Natalie Portman que no creo se anime a un papel tan difícil y vicioso en mucho tiempo.
El elenco que la acompaña no es para menos; ya nombré más arriba a Barbara Hershey, así que me toca ahora Mila Kunis, una belleza que hasta ahora no había demostrado tanto potencial como en El Cisne Negro: su papel nunca queda delimitado específicamente (no sabemos hasta que punto es buena y/ó mala) pero robarle ciertas escenas a la Portman justifican totalmente su papel y es una sorpresa no verla nominada como Actriz de Reparto. Por otra parte, Vincent Cassel juega un rol no muy arriesgado como el mujeriego profesor de danzas (no por eso malo); si sorprende el raudo regreso que está tomando Winona Ryder al cine tras su tropiezo con la cleptomanía. Ha vuelto, ¡y en que forma!
A no creerse que la historia es para chuparse los dedos: el guión, una vez que se decanta al tiempo de ver la película, se nota normal y no tan grandioso como uno lo piensa. Lo que hace grande a El Cisne Negro es el tratamiento de Aronofsky. Multitud de ángulos, cámaras tan invasivas y cercanas al elenco como desesperantes, un juego de simbología en los espejos y la gama de colores y una dedidación morbosa ribeteada de toques psicosexuales lograron mezclarse furtivamente en algunos momentos, y amenazantes en otros en el tenaz mundo del ballet, tan hermoso y perturbador que por poco y salgo girando y en puntas de pie de la sala de proyección. Así de inspiradora es la película.
Durante todo el trayecto, la música de Clint Mansell (otra gran ausencia en los Oscars) delinea sutilmente la película, bordeando los tonos del mejor thriller psicológico con una potencia avasalladora.
Black Swan es una oda perturbada al mundo del ballet y también una alerta sobre los excesos de perseguir la perfección a toda costa, sin miramientos para con la vida propia. Con una actuación memorable y bien merecida con el Oscar de Natalie Portman, Black Swan es una película para reflexionar y adorar. Fue perfecto.
Calificación: A