Año: 2010.
Género: Drama.
País: Japón.
Duración: 106 minutos.
Dirección: Tetsuya Nakashima.
Intérpretes: Takako Matsu, Masaki Okada, Yoshino Kimura, Yukito Nishii, Kaoru Fujiwara, Ai Hashimoto.
"El último dia de clase, una profesora se despide de los alumnos con el anuncio de que deja la escuela, pero añadiendo una confesión: que su hija de cuatro años, fallecida recientemente, ahogada en la piscina de la escuela, fue en realidad asesinada por dos de los estudiantes de esa misma clase, y añade que ya ha puesto en marcha su venganza contra ellos."
La nueva generación de jóvenes está cagada.
Y si no, miren Confesiones y díganme que piensan. Hasta el momento, clases problemáticas hubo y habrá siempre, pero año tras año, nos enteramos de masacres como la de Columbine y similares, violencia hacia los maestros y de pronto, uno piensa que escenarios como el planteado en Battle Royale suena más y más realista.
Confesiones me engaño desde el principio. Con esa sinopsis y sin ver ningún trailer ni ningún avance ni nada, pensé que estaba ante otra película de horror japonesa y resulta que descubrí un drama espectacular, al que hay que tomarlo por las astas y diseccionarlo correcta y pausadamente para comprenderlo del todo...
Y si no, miren Confesiones y díganme que piensan. Hasta el momento, clases problemáticas hubo y habrá siempre, pero año tras año, nos enteramos de masacres como la de Columbine y similares, violencia hacia los maestros y de pronto, uno piensa que escenarios como el planteado en Battle Royale suena más y más realista.
Confesiones me engaño desde el principio. Con esa sinopsis y sin ver ningún trailer ni ningún avance ni nada, pensé que estaba ante otra película de horror japonesa y resulta que descubrí un drama espectacular, al que hay que tomarlo por las astas y diseccionarlo correcta y pausadamente para comprenderlo del todo...
Fácilmente, la primera media hora completa de la película podría haber funcionado como un excelente mediometraje: tiene una historia atrapante y la culminación con la revelación final (de ese segmento) cierra la idea que viene planteando el personaje principal estupendamente. Durante este primer segmento, la profesora de 1er Año, la señorita Moriguchi, alecciona a su estudiante sobre la vida y la importancia de ella, a partir de la muerte de su pequeña hija a manos de dos de sus odiosos alumnos. No, odiosos no es la palabra que mejor los describe. Creo que sería turros (aunque hijos de puta son palabras muy fuertes, pero encajan a la perfección): desde la inocentada de no prestar atención, hablar encima del maestro y molestar a sus compañeros, hasta cometer las atrocidades más horrendas, estos pibes realmente representan todo lo que una sociedad turbia refleja en ellos... y razón de más para verlos castigados vilmente por esta maestra que no tiene nada que perder.
Tras la revelación final que cierran estos maravillosos 30 minutos iniciales, se abre paso la historia a partir de la visión de tres de los alumnos, de la madre de uno de ellos, y del profesor sustituto, todas encadenadas a partir de esta 'confesión' dentro del aula. El resto de la película se encarga de desarrollar varias ópticas, y todos los personaje quedan en una posición incómoda para el espectador: ¿hasta que punto se es víctima o se es victimario? Cada uno podrá armar su historia y decidir hasta qué punto es tal o cual personaje culpable o no, pero no zafa nadie del escrutinio.
He sabido que varios no han podido con el argumento, y se han cansado a mitad de camino. el primer acto puede ser terriblemente soporífero, pero lo encontré refrescantemente amenazante, y casi casi un monólogo por parte de Takaku Matsu, que es para alabar de rodillas. Hasta el final de la película hay varios giros y sorpresas que le van redondeando la idea de esta visión japonesa particular de 'Crimen y Castigo', como bien menciona un personaje.
Tras la revelación final que cierran estos maravillosos 30 minutos iniciales, se abre paso la historia a partir de la visión de tres de los alumnos, de la madre de uno de ellos, y del profesor sustituto, todas encadenadas a partir de esta 'confesión' dentro del aula. El resto de la película se encarga de desarrollar varias ópticas, y todos los personaje quedan en una posición incómoda para el espectador: ¿hasta que punto se es víctima o se es victimario? Cada uno podrá armar su historia y decidir hasta qué punto es tal o cual personaje culpable o no, pero no zafa nadie del escrutinio.
He sabido que varios no han podido con el argumento, y se han cansado a mitad de camino. el primer acto puede ser terriblemente soporífero, pero lo encontré refrescantemente amenazante, y casi casi un monólogo por parte de Takaku Matsu, que es para alabar de rodillas. Hasta el final de la película hay varios giros y sorpresas que le van redondeando la idea de esta visión japonesa particular de 'Crimen y Castigo', como bien menciona un personaje.
Otro de los motivos por el cual Confesiones se destaca, a parte de su historia más que interesante, es por su estilo visual y las interpretaciones. Dejando de lado un par de sobreactuaciones por parte de los jóvenes, en líneas generales están más que sorprendentes y bien que le hacen frente a la Moriguchi de Takaku Matsu, pilar fundamental de la historia y de la película también; a medida que transcurre el tiempo, poco a poco se van explorando nuevas facetas de estos chicos sin futuro, y se va dimensionando sus personajes; acá no son los típicos adolescentes frustrados con la vida, hay motivaciones y deseos ocultos, deseos que se exteriorizan de la peor manera, llegado el caso.
El otro punto clave es el estilo de la película. Visualmente, un drama no luce así de hermoso, pero acá lo hace. Aunque se abusen un poco de la cámara lenta, el director Tetsuya Nakashima sabe lo que hace y muchas de las secuencias de su film están hiperestilizadas y todo transcurre como si fuese un sueño, un plano onírico sin desplazar a la realidad (una de las últimas escenas de la película trasciende este plano, pero estéticamente, queda lindísimo) Lo loco también es reconocer insurgentes temas melódicos en inglés de bandas como Radiohead, por ejemplo; es algo que no me lo esperaba en absoluto y le da este toque estilístico muy importante a la película. Le da carácter, y potencia.
Sí era un poco raro el uso excesivo de la sangre. Tal vez para dar un contexto más violento y más veracidad a la moreleja que se quiere presentar, pero no deja de ser curioso que se vea tanta hemoglobina expuesta en una película de este estilo.
El otro punto clave es el estilo de la película. Visualmente, un drama no luce así de hermoso, pero acá lo hace. Aunque se abusen un poco de la cámara lenta, el director Tetsuya Nakashima sabe lo que hace y muchas de las secuencias de su film están hiperestilizadas y todo transcurre como si fuese un sueño, un plano onírico sin desplazar a la realidad (una de las últimas escenas de la película trasciende este plano, pero estéticamente, queda lindísimo) Lo loco también es reconocer insurgentes temas melódicos en inglés de bandas como Radiohead, por ejemplo; es algo que no me lo esperaba en absoluto y le da este toque estilístico muy importante a la película. Le da carácter, y potencia.
Sí era un poco raro el uso excesivo de la sangre. Tal vez para dar un contexto más violento y más veracidad a la moreleja que se quiere presentar, pero no deja de ser curioso que se vea tanta hemoglobina expuesta en una película de este estilo.
Confesiones es un drama al que hay que agarrarle la mano: tiene una historia totalmente desgarradora y engarzada a ella, un comentario social más que interesante para discutir. Con razón estuvo a un paso de entrar entre las nominadas a los Oscars este año. Lo difícil será encontrarle el tiempo y disfrutar tanto de la trama como de su bella puesta en escena. Los que puedan, encontrarán una película más que satisfactoria.
Calificación: A-