miércoles, 24 de julio de 2013

Wolverine: Inmortal (The Wolverine)

Año: 2013.
Género: Acción/Aventura/Fantasía.
País: Australia - Estados Unidos.
Duración: 126 minutos.
Dirección: James Mangold.
Intérpretes: Hugh Jackman, Rila Fukushima, Hiroyuki Sanada, Will Yun Lee, Svetlana Khodchenkova, Tao Okamoto, Hal Yamanouchi, Famke Janssen.


" Convocado a Japón por un viejo conocido, Wolverine se ve involucrado en un conflicto que lo fuerza a confrontar a sus propios demonios personales."

Dentro del batallón de personajes que nos ofreció el mundo de los X-Men, sin dudas el favorito del pueblo por una gran diferencia tiene que ser Wolverine, el inmortal mutante que posee dotes genéticos envidiables y un esqueleto interno indestructible.

 El primer intento de acercarse a la historia personal a Logan fue la infructuosa X-Men Origins: Wolverine, y una de las principales causas de su caída fue algo que, personalmente, me afecta bastante a la hora de ver algo basado en cómics. El dilema del retcon, esto es, la alteración de detalles importantes en una línea temporal en favor de formar una línea paralela, no es para todos. Hay que estar dispuesto a que cambien relaciones que uno ya tiene entendidas desde hace tiempo, y que Guepardo y Dientes de Sable, antes desconocidos, sean mediohermanos, genera un escozor extraño. Ese fue uno de los principales problemas de Origins, no fue el único. The Wolverine representa un salto hacia adelante en todo sentido, se aleja a pasos grandes - que no agigantados - de su predecesora y denota buenos augurios dentro de la sala de cine.

The Wolverine no es ese proyecto sangriento y oscuro que prometió ser alguna vez, con Darren Aronofsky al mando. Si bien está basado en la más que estimada versión del cómic de Frank Miller, creador de Sin City - y gran favorita de Hugh Jackman por cierto -, al viaje interior y exterior en el que Wolverine se ve inmerso le faltan varias pinceladas de carácter y sentimiento, pero tiene lo suficiente de ambos como para subsanar el craso error que tuvo Origins. El director James Mangold, junto a Soderbergh uno de las caras más polifacéticas del cine Hollywoodense, se carga el peso de sobrellevar un film de acción y exploración sentimental, donde los detalles están bien aderezados. Aunque se sienta la falta de más adrenalina, más combates, los escenarios principales de lucha son suficientemente extravagantes y llamativos, vistosos, con ese toque asiático que debe predominar dentro del marco narrativo elegido.

Dentro de las costumbres japonesas, el combate es todo un arte, y las coreografías están muy bien diseñadas y conducidas por un elenco mayoritariamente autóctono. ¿Su función? Hacer descollar y sobresalir a un enorme - literal - Jackman, poseedor de un cuerpo hercúleo que nunca se le percibió en anteriores entregas mutantes, y que genera un sentimiento hormonal violento y feroz. Éste es el verdadero Wolverine en carne y hueso. Otro punto a favor es que no hay una cantidad ingente de mutantes en pantalla, a excepción de una misteriosa joven que puede preveer la muerte, y Viper, una letal doctora con una siniestra agenda personal. La reducción de personajes con habilidades peculiares hace foco en el desarollo de los mismos, y no se convierte en una maratón con tal de llenar la pantalla de efectos vistosos. ¿Y el 3D? Se une a la lista de aditivos innecesarios, ya que no suma ni resta a la calidad de la película.

Quizás no se sienta más que un escalón previo al festival mutante que promete X-Men: Days of Future Past - que se presenta en una rabiosamente efectiva escena postcréditos - pero The Wolverine es una amable nueva entrada en la querida saga de Marvel. Interesante, llevada con buen gusto por un portentoso que nació para este papel, no decepciona y arregla varios desbarajustes creados por la inexperiencia anterior.

Calificación: B

miércoles, 10 de julio de 2013

Titanes del Pacífico (Pacific Rim)

Año: 2013.
Género: Acción/Aventura/Ciencia Ficción.
País: Estados Unidos.
Duración: 131 minutos.
Dirección: Guillermo del Toro.
Intérpretes: Charlie Hunnam, Idris Elba, Rinko Kikuchi, Charlie Day, Ron Pearlman, Robert Kazinsky, Max Martini, Diego Klattenhoff, Burt Gorman.


"Cuando legiones de criaturas monstruosas, conocidas como Kaiju, comenzaron a elevarse desde el océano, se inició una guerra que se cobraría millones de vidas y que consumiría los recursos de la humanidad durante años. Para combatir al Kaiju gigante, se crea un arma especial: robots enormes, llamados Jaegers, que son controlados simultáneamente por dos pilotos cuyas mentes se encuentran encerradas en un puente neural. Pero frente al implacable Kaiju, incluso los Jaegers parecen casi indefensos."

Viendo Pacific Rim uno puedo ver la infancia de Guillermo del Toro a través de la pantalla. A lo largo de sus dos horas se puede ir identificando las diferentes fuentes en las que se basó el artista mexicano para crear su sentido homenaje hacia las películas de monstruos que empiezan y terminan con Godzilla, hacia los robots gigantes y, en definitiva, a ese cine de aventuras donde la espectacularidad es lo que vale.

Para sacar de dudas a muchos desde el principio, Pacific Rim no es Transformers ni tampoco quiere serlo, pero por momentos cae en las mismas falencias que aquella. Del Toro lo anunció él mismo, quería crear un film ligero y fácil de ver en constraste a una historia de orígenes oscura y pesimista, pero esa misma máxima se rompe cuando la trama y el guión se desconectan y hacen aguas (sic). Al querer hacer una película de rápido consumo, el peso dramático de la historia se pierde en actuaciones que no llegan a convencer, cuyo registro se basa en caer en los tópicos más convencionales. Así, la nominada al Oscar Rinko Kikuchi, una excelente actriz, queda relegada a ser la chica japonesa vergonzosa, cuyos esfuerzos personales apenas si importan dentro del marco del film, o el héroe americano de Charlie Hunnam, cuya pérdida familiar apenas si se siente. La figura de las fuerzas armadas de Idris Elba, un loable actor que siempre destaca como secundario en producciones como la última Prometheus lleva su talante militar hasta el límite de lo caricaturesco, se lo nota forzado, pero es parte de la liviandad que Del Toro quiso imponerle a su proyecto. Y ni hablar del pesado alivio cómico que supone el dúo de científico de Charlie Day y Burn Gorman, exagerados hasta el punto del no va más.

Con este largo párrafo denotando el costado feo de Pacific Rim me saco el peso de encima de las odiosas comparaciones entre el producto presente y la saga metálica de Michael Bay. Allá donde los Autobots y Decepticones perdían fuelle - en su historia, en su guión, más no en la acción -, los Jaegers y los kaijus lo ganan en cohesión. Nadie asiste a un despliegue técnico para ver un drama con robots, Del Toro sabe eso, y destaca en su dirección adrenalínica y llena de efectos computarizados. El sentimiento de volver a la niñez, a mirar esos dibujos japoneses está desde que comienza hasta que termina el metraje, y al finalizar uno quiere tener una colección completa de juguetes inspirados en la batalla del Pacífico.
Un aspecto que rescato de entre tanta chatarra y desperdicio tóxico alienígena, es que las colosales peleas no abruman, sino que están bien dosificadas a lo largo de la trama, cada una con su respectiva importancia a lo que está sucediendo en pantalla. Guillermo supo aprovechar cada dólar, incluso la aplaudible postconversión al 3D, y hasta la escena final, donde predomina la escasez del CGI, es que uno se puede alejar de tanto efecto digital y apreciar la inmersión la mundo postapocalíptico creado.

 En definitiva, Pacific Rim es una nueva e inmensa adición a la cuantiosa filmografía de un director con una mente por demás prolífica. La decepción se la llevarán muchos cuando noten que no tiene la profundidad de la adorada El Laberinto del Fauno, pero por no ser una secuela, precuela, reimaginación o basada en un libroó cómic, se lleva una estrellita dorada más a la eficacia. De visión imperiosa en una sala de cine con buen sonido y mejor calidad de imagen.

Calificación: B+

miércoles, 3 de julio de 2013

El llanero solitario (The Lone Ranger)

Año: 2013.
Género: Acción/Aventuras/Western.
País: Estados Unidos.
Duración: 149 minutos.
Dirección: Gore Verbinski.
Intérpretes: Armie Hammer, Johnny Depp, William Fichtner, Tom Wilkinson, Ruth Wilson, Helena Bonham Carter, James Badge Dale, Bryant Prince, Barry Pepper, Mason Elston Cook, Harry Treadaway.


"El nativo americano y guerrero espiritual Toro narra las historias que transformaron a John Reid, un hombre de ley, en toda una leyenda de la justicia."

 ¿Tan difícil es para Jerry Bruckheimer y compañía intentar crear una nueva saga sin contar con el ahora dudoso talento de Johnny Depp? La respuesta parecería ser un rotundo NO, una negativa que puede resultar extraña. Claro, Pirates of the Caribbean supo ganarse a la platea a base del desopilante Jack Sparrow - hubo incluso una nominación al Oscar de por medio - pero a la legua se nota que, en esta ocasión, no es suficiente un personaje secundario para sobrellevar la historia de una figura mítica a la pantalla grande e intentar sobrevivir en base a eso.

 No es un western común, pero tampoco es algo que resalte por su extrañeza. Detalles raros como los conejos caníbales, el caballo espiritual que aparece donde quiere y cuando quiere, no encajan con la seriedad de la que se jacta la historia. La mezcla de géneros se pierde en el registro de cada uno: la comedia es bien básica, con cierto tono de slapstick, pero después cierto secundario se despacha con un chiste que raya el tema de la violación, y así sucesivamente. Por otro lado, la violencia está bien medida para una película Disney, pero como se le explica a un niño, ese mismo que vio la saga de piratas, la demsmesurada escena en la cual el villano le arranca el corazón a alguien y se lo come? Esa dicotomía entre querer y no poder se explica con un comentario de un colega, que ni bien termina la función se levanta y pregunta: ¿Es The Lone Ranger una película para un chico de diez años?

 La pérdida no es irreparable. Con una devastadora duración de dos horas y media, marca registrada del director, The Lone Ranger es divertida, y no pesa tanto en una sala de cine como uno podría esperar. A muchos no les importará que Depp se saque las trenzas de pirata y se pinte la cara, pero hay que acabar de una vez con su mentira y exigirle que aporte sus buenas artes en papeles más jugados y diferentes, que no se acabe su carrera en un personaje que ya se vio hasta el hartazgo, que no suma sino que ahora va cuesta abajo y resta. Armie Hammer, el protagonista homónimo, se ve eclipsado durante gran parte del metraje por el indio Toro, pero su John Reid tiene mérito propio, aunque la química entre ambos nunca llegue a un punto álgido y la trama sólo se encargue de juntarlos a la fuerza para explicar detalles pertinentes.

 ¿Podemos terminar también con la dupla Depp-Helena Bonham Carter? Son buenos en lo suyo, pero es hora de verlos separados, incluso cuando Helena, acostumbrada a féminas extrañas, es apenas un cameo en la trama y no tiene mucho peso que digamos. El aplauso se lo lleva William Fichtner con su depravado fugitivo caníbal Butch Cavendish, quien aporta ese porte de malo de turno que no tiene el otro villano de la trama, que no se revela hasta pasada la mitad del film, aunque de una manera blanda.

The Lone Ranger es larga y confusa. Por momentos es una buena comedia de acción, pero por otros es demasiado tonta y sin sentido. Quiere sorprender con sus orquestadas secuencias de acción pero se queda corta por la escasez de las mismas, y pretende llenar los huecos con subtramas imposibles, como el triángulo amoroso, cuyo propósito no aporta nada. Era una de las grandes apuestas para el verano boreal, pero tal parece que se queda a media máquina. Funciona al momento pero no resiste un segundo visionado.

 Calificación: B-