Género: Horror.
País: Estados Unidos.
Duración: 92 minutos.
Dirección: Sylvain White.
Intérpretes: Brooke Nevin, David Paetkau, Torrey DeVitto, Ben Easter, Seth Packard.
" Un grupo de jóvenes mata por accidente a un amigo en una broma del 4 de Julio. Juntos deciden esconder el secreto y llevárselo a la tumba, sin sospechar que realmente se llevarán el secreto a la tumba ya que, un año después su secreto vuelve a buscarlos por venganza. ¿Lograrán descifrar quién es el que los está eliminando uno a uno, o morirán en el intento?"
Tras no dejar ningún cabo suelto para atar en Todavía se lo que hicieron el verano pasado, fue curiosísimo cuando apareció de la nada esta tercera entrega de la saga que supondría el clavo final a la franquicia, un clavo que no podía dejar un gusto más horrible en el paladar.
Esta entrega no podía comenzar peor: en las anteriores, el pueblo costero jugaba un rol cuasi fundamental en la historia del Pescador, pero ahora, la trama se sitúa en un aburrido pueblo de Colorado, en donde no hay vestigios de actividad pesquera (sic)y un grupo de amigos no tiene mejor idea que jugar una broma bastante pesada utilizando 'la Leyenda Urbana' del Pescador; esta broma sale mal, un chico muere y sus amigos encubren sus huellas, alegando que 'el secreto muere con ellos'. Por supuesto, esto no quedará así y el Pescador vendrá a por ellos para cumplir el pacto que ellos hicieron.
El único punto destacable en este gran desacierto que significa Siempre sabré... es que toma las bases de la original, las calca y arma una historia en la cual tenemos a la protagonista endeble, la amiga con ansias de fama, el rubio prepotente y el Ray de turno. Amenazados uno por uno, la trama se toma su tiempo armando un poco de suspenso y dilyuendo un poco las muertes.
Michael D. Wiess, el guionista, le da un sentido homenaje al inicio de la saga, pero se queda en buenas intenciones: un personaje está a punto de quitarse la vida por la culpa, y hubiera sido genial que lo hubiera hecho, aunque después de que lo agarre el Pescador no deje mucho a la imaginación. Por otro lado, demasiadas situaciones se sienten forzadas, inútiles y vacías - el mensaje en la pileta, forzadísimo; el ataque en el monoriel, algo interesante pero sinsentido, y muchas otras más.
Lo peor de todo es el giro argumental, quizá el punto en el que el espectador agarre la silla y la lance contra la pantalla: cuando todos los principales sospechosos han sido descartados uno por uno, la única respuesta es la más improbable. Acá es cuando Kevin Williamson debe haberse descostillado de la risa al ver lo que hicieron con el final de la película.
Aparte del soso aspecto de la historia, los personajes no ayudan mucho. Básicamente al repetirse los esquemas se repiten las personalidades, y ni Brooke Nevin es Jennifer Love HEwitt ni Torrey DeVitto es Sarah Michelle Gellar, ni siquiera sus versiones clase B se pueden considerar, y el resto del casting, lo mismo.
El director Sylvain White es mejor que vaya borrando esta película de su currículum, ya que es tristísimo su desempeño; todo parece editado forzosamente en formato MTV, con cortes ultrarrápidos y tontos, hay escenas que dan risa - la escena del sueño de Zoe es para llorar - y otras de las que no puedo ni hablar.
Siempre sabré... es lo peor que le podía pasar a la saga, que ya venía tambaleando luego de le floja y descerebrada secuela. Simplemente no tiene ninguna chance que la redima, ni tan siquiera un momento agradable. Pasen de ella.
Calificación: D
2 comentarios:
ME GUSTARIA QUE HICIERAN OTRO FILM DONDE EL MALO PIERDE LA PELEA
ME GUSTARIA QUE HICIERAN SE LO QUE HICIERON EL VERANO PASADO 4 Y QUE APAREZCAN DE VUELTA JENNIFER LOVE HEWIT Y FREDI PRINZE
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