Año: 2012
Género: Horror.
País: Estados Unidos.
Duración: 83 minutos.
Dirección: John Gulager.
Intérpretes: Danielle Panabaker, Matt Bush, David Koechner, Chris Zylka, Katrina Bowden, Gary Busey, Christopher Lloyd, David Hasselhoff.
"Luego del terror desatado en el Lago Victoria, el cardumen de prehistóricas pirañas sedientas de sangre está de vuelta, y esta vez nadie está a salvo de estos peces devoradores de carne, quienes hincarán sus afilados dientes en los visitantes de la atracción veraniega recién inaugurada, el parque acuáticoThe Big Wet."
Todo lo graciosamente divertido y sangriento que tuvo Piraña de Alex Aja fue removido completamente para la secuela, Piraña 3DD(un burdo juego de palabras con la talla de senos doble D), una continuación que en un principio aparentaba continuar el camino de su predecesora pero que debido a pobres decisiones ejecutivas terminó convirtiéndose en una secuela mucho peor de lo que uno se puede llegar a imaginar.
No tengo nada en contra del director John Gulager, ni de la dupla guionizadora de Patrick Melton y Marcus Dunstan; juntos hicieron la comedia de horror Feast, que disfruté con creces, pero le erraron tremendamente con 2 secuelas muy poco inspiradas (Feast II y Feast III) y el duo se encargó de finalizar la franquicia Saw desde la cuarta hasta la séptima entrega con altos y bajos. Tras haber visto el tipo de humor que demostraron en la pobre saga Feast, sabía que me esperaba lo peor en Piraña 3DD y no me equivocaba: pocos sustos, diálogos aún más tontos que de costumbre, un nivel de sangre comparativamente inferior al festín de la primera entrega y, por sobre todas las cosas, situaciones tan idiotas e íncreibles que hacen que el espíritu camp de Piraña se pierda irreversiblemente en medio del tedio que produce la escasa hora y cuarto que dura la secuela.
En cierto punto, la trama apuntada a que las pirañas encuentren un camino desde el lago donde surgieron hasta un parque de diversiones acuático parecía una evolución razonable en la historia, y poco a poco hay víctimas en el camino hacia el gran finale, cuando los animalitos de Dios se den un banquete con los asistentes al parque, pero incluso ese momento de gloria es arrebatado por un presupuesto mínimo (y eso que la primera no tenía EL presupuesto) donde la masacre es una mera sombra roja muy triste, ya que la anterior pelicula nos había dejado con las expectativas bien altas)
Muy pocas cosas pueden rescatarse de la historia de la secuela: hay ciertas partes que tienen sentido y hasta pueden resultar entretenidas, como la inclusión de David Hasselhoff interpretandose a si mismo y autoparodiandose, pero hasta esa parodia resulta muy explotada y hasta evidente. La heroína de turno es más que aplaudible, siendo quien la encarna la dulce Danielle Panabaker y su contrapartida masculina, el tierno y pequeño Matt Bush; David Koechner es el gran alivio cómico de la película, siendo uno de los bastardos de turno, pero ni siquiera ellos tres, o el cameo recurrente del siempre hilarante Christopher Lloyd, pueden salvar un producto condenado al fracaso. Por mucho buen físico y atractivo que tengan, ni Chris Zylka ni la despampanante Katrina Bowden están hechos para la actuación. Y eso que ni me interesa mencionar el gran atractivo de la propuesta, la cantidad de senos gigantescamente operados que pululan la pantalla; difícilmente a alguien le interese tanto senos en una película del estilo, para ver eso, ya vean una película pornográfica y listo.
La dirección de John Gulager tiene ciertos chispazos de suspenso, como una tensa escena en la que una joven pasa lentamente bajo un puente con un flotante y... no les voy a contar como termina, pero esos momentos se pierden demasiado en el nivel de autoparodia generado por un guión muy estúpido, que roza el territorio de las Scary Movies y bastardiza todo lo loable que logró la primera entrega, increíblemente reconocida como un buen entretenimiento por la audiencia y la crítica en general.
Decir que Piraña 3DD es una decepción es utilizar un sustantivo bastante agradable. Los pocos detalles que pueden llegar a redimirla quedan aplastados por la colosal despreocupación de lograr un producto que siga un poco la línea propuesta por la anterior entrega. Una tristeza, una ergüenza absoluta.
Calificación: D+
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